El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

viernes, 31 de agosto de 2012

¿Tanto nos cuesta?.


Arco iris en Noruega.
   Este artículo está escrito el 17 de junio de 2011. Ese día, la extensión de hielo en el Ártico descendió por primera vez en el año de los 10 millones de kilómetros cuadrados. Es la menor extensión en esta fecha desde que se tienen registros fiables, batiendo el registro del año pasado. Este valor absoluto por sí solo puede que no nos diga nada, pero si decimos que es más de 1,2 millones de kilómetros cuadrados por debajo de la media, ya nos dice algo más. Y si pensamos que ese área de hielo perdida equivale a, por ejemplo, más que la extensión de España y Francia juntas, algo menos de la mitad de la de Argentina o casi la de todo Perú, quizá nos hagamos una idea mejor. El dato a estas alturas del año no implica que se bata el récord de extensión mínima de la banquisa ártica, que se suele dar a primeros de septiembre, pero nos puede dar una idea de cómo se va comportar. Hace unos años, la pérdida de hielo en el Ártico se compensaba en parte con la ganancia en La Antártida, pero eso ya hace tiempo que tampoco se produce, y en el último año el área total de hielo ha estado casi siempre más de 1 millón de kilómetros cuadrados por debajo de la media.

   Hace unos días, la Agencia Española de Meteorología (AEMET), publicó una nota de prensa indicando que “el mes de mayo ha sido muy cálido a extremadamente cálido en toda España, con una temperatura media mensual de 2,9 ºC por encima del valor medio del mes”. El 9 de mayo publicó otra en la que decía que “el mes de abril ha resultado extraordinariamente cálido en prácticamente toda España, con una temperatura media de 3,9 ºC por encima del valor medio del mes, lo que le sitúa en el abril más cálido de toda la serie histórica”. El 24 de marzo dijo que “entre 1971-2000 y 1981-2010 la temperatura se incrementó 0,46º C en España, más del doble que la observada entre los dos períodos de referencia anteriores, 1961-1990 y 1971-2000, que fue de 0,22º C.”. El 5 de abril de 2011 la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dijo que “el agotamiento de la capa de ozono -escudo que protege la vida en la Tierra de niveles nocivos de radiación ultravioleta- ha alcanzado un nivel sin precedentes en el Ártico esta primavera debido a la constante presencia en la atmósfera de sustancias que agotan la capa de ozono y a las temperaturas sumamente frías de la estratosfera durante el invierno.”

   Puede que no sean más que datos anecdóticos. Puede que no sea más que una tendencia que se dé la vuelta en los próximos años. Puede que todo sea debido a una mayor actividad solar y que poco podemos hacer para frenarlo. Pero también puede ser que no.

El problema que plantea todo lo relacionado con el posible cambio climático, es que se ha politizado en exceso, y eso conlleva que la mayoría de la población se posiciona en uno u otro bando en función de la “posición oficial” de “su” grupo político. Parece que un segmento se ha apropiado de la lucha contra él y el otro se encarga de negar sus posibles efectos e incluso de ridiculizar a los primeros, alegando que, pese al que el clima esté cambiando, ello no es más que un período normal dentro de la variabilidad histórica del clima. Un tercer grupo, el que niega que ese cambio se esté produciendo, actualmente está prácticamente desaparecido.

Entonces, puede ser que exista el cambio climático y vayamos a un calentamiento global de efectos de sobra conocidos. O puede ser que sea un período normal de temperaturas más altas que no provoque efectos negativos en la población.

   Lo que no comparto es esa actitud de algunas personas de no sólo comportarse de manera irresponsable con el medio ambiente, sino además de presumir de ello. De pasar calor en invierno y frío en verano dentro de su casa. De conducir coches que queman el doble de gasolina que otros para estar igual que los demás metido en el atasco. De tener que aparentar constantemente delante de los demás que gastan más que nadie porque pueden permitírselo. De decir (y, lo que es peor, de pensar) que eso de ahorrar es de pobres.

   En cualquier caso, ¿qué nos cuesta dejar a un lado los alineamientos políticos, enfrentamientos y críticas a los demás por y para todo?. Y una vez conseguido, ¿qué nos cuesta variar algunos de nuestros hábitos y asumir ciertas prácticas que sabemos que vienen bien para el Medio Ambiente?. ¿Qué nos cuesta cerrar el grifo cuando nos lavamos los dientes?. ¿Qué nos cuesta apagar las luces al salir de una habitación?. ¿Qué nos cuesta subir de vez en cuando por la escalera en lugar de usar el ascensor, o ir andando en lugar de en coche a todos los sitios? (esto, además, mejoraría nuestra salud). ¿Qué nos cuesta tener la calefacción un poco más baja en invierno y sacarle más partido a esos jerséis que tenemos en el armario?. ¿Qué nos cuesta ir sin corbata y con manga corta a trabajar y no tener tan fuerte el aire acondicionado?. ¿Qué nos cuesta Reclicar, Reducir, Reutilizar?. ¿Qué nos cuesta legislar de acuerdo a políticas más medioambientalmente sostenibles?.

   ¿Tanto nos cuesta?.



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jueves, 30 de agosto de 2012

Nos faltan Generales.


Publio Cornelio Escipión, Africanus.
   A menudo se escucha a empresarios, ejecutivos, directivos y demás personas que gestionan recursos humanos, culpar de los malos resultados de su empresa o grupo a aquellos que trabajan a su cargo.

    Hace mucho tiempo vivió un General romano llamado Publio Cornelio Escipión, “Africanus”, cuya vida transcurrió siempre paralela a la de otro gran General, en este caso cartaginés, llamado Aníbal Barca. Aníbal acosó durante mucho tiempo a una Roma que temblaba solo de oír su nombre. Parecía que el final del Imperio era inminente, que sería sólo cuestión de esperar para verla caer como una fruta madura. Pero apareció un joven oficial, descendiente de generales y cónsules, que hizo cambiar la historia. Formó parte de las legiones que cayeron derrotadas ante Aníbal en la batalla de Cannae, pero se repuso del golpe y empezó a forjar su leyenda en Hispania, donde, al frente de sus legiones, y sabiendo delegar en sus mandos, entre ellos el gran Cayo Lelio, derrotó a los hermanos de Aníbal y conquistó la, para muchos, inexpugnable Cartago Nova y buena parte de la península ibérica. Añadió a sus grandes dotes militares las políticas, pactando con las tribus hispanas como forma de conseguir aliados en lugar de esclavos, demostrando que muchas batallas se ganan sin necesidad de combatir. No satisfecho con eso, propuso al Senado derrotar a Aníbal en su propia tierra, en África. Como suele ocurrir cuando alguien empieza a eclipsar a los que ostentan el poder, no contó con el apoyo político, y “sólo” le concedieron el mando de los derrotados en Cannae, la V y VI legión, las “Legiones malditas”, viejos legionarios condenados al exilio por su humillante huida ante el gran General cartaginés. Se encontró con un grupo de hombres hundidos, desentrenados, más ladrones que guerreros, sin ningún tipo de disciplina ni motivación. Pero él se encargó de devolverles su autoestima. Los entrenó físicamente, militarmente, en cuerpo pero también en alma. Cultivó sus músculos pero sin descuidar sus mentes, descubriéndoles incluso a muchos de ellos el noble arte del teatro. Y con ese grupo de hombres fue capaz de cruzar el Mediterráneo, vencer a ejércitos más numerosos, hacer regresar a Aníbal de tierras italianas e incluso de derrotarle en la histórica batalla de Zama.

   Si un hombre fue capaz de devolver a la vida a legionarios olvidados y proscritos hasta el punto de no temer una carga de elefantes al mando del gran General cartaginés, significa que no existen hombres inválidos, sino generales incompetentes.

   En el mundo nos enfrentamos a una gran crisis alimentada por diversas crisis más pequeñas: económicas, religiosas, humanas, de valores. Es fácil culpar a la tropa, pero no creo que falten brazos ni piernas dispuestas a enfrentarse a ellas con valor y disciplina. No creo que todo este potencial no pueda ser bien aprovechado y orientado en la dirección correcta. Lo que creo que falta en España, en Europa, en el Mundo entero, son Generales (con mayúscula), capaces de formarles, de motivarles, de guiarles hacia un objetivo bien determinado. Alguien capaz de explicarle a un cantero que no está picando piedra para la pared que tiene delante, sino construyendo una Catedral para el futuro. Capaces de mirar más allá de las próximas elecciones o consejo de administración. Auténticos estadistas capaces de planificar con visión de futuro y no sólo con impulsos. Las batallas se ganan con el corazón, pero las guerras se ganan con la cabeza.

   Nos faltan Generales.